Socialistes de Vinaròs

La plaza de toros: 150 aniversario, ¿de qué…?

Llegó a mis manos el cartel en el que se anuncia una novillada con picadores, el 5 de abril de 2025, para conmemorar un 150 aniversario y me alegré, aficionado como soy, ante la posibilidad de asistir a un espectáculo taurino que tan poco se prodiga en estos tiempos que corren.

Pero, la lectura del cartel me dejó sin palabras: se celebraban ciento cincuenta años, pero sin referencia a fecha o acontecimiento alguno de preservación de la memoria, así que me apresuré a realizar el cálculo, 2025 – 150, y emprendo un viaje al pasado buceando en la historiografía de nuestra plaza de toros ilusionados en descubrir la incógnita que nos ayude a mantener viva la memoria taurina.

¿Qué ocurrió el año de gracia de 1875?

Dejo que las palabras, por ellas mismas, me aclaren lo que no entendía o desconocía porque en ocasiones se hace uso de la palabra con el deliberado deseo de ocultar o falsear la realidad, pero no creo que este sea el caso sino más bien un error o que tenga una simple finalidad publicitaria, lo que tampoco justifica la falta de objetividad al referirse a la realidad histórica de nuestra Plaza de Toros. No olvidemos que la palabra también nos acerca a la realidad.

Lo que nos mueve, precisamente, a recuperar el uso de la palabra perdida ante la cantidad de veces que hemos leído referencias (creemos equivocadas) sobre la antigüedad de nuestro coso taurino pretendiendo acercarme a la crónica por unos pocos instantes – que no historiador, entre otras razones porque no lo soy –, con una crónica sustentada sobre un armazón montado sobre las innumerables fichas facilitadas en su día por el que fuera archivero municipal, D. Juan Bover, y una de las fotocopias facilitadas de 1879, trataba precisamente de una relación de documentos: “Plaza de Toros.- Se construyó en 1864. Cinco expedientes de reconocimiento de la plaza de toros en 1854, 64, 65, 66, 76″ y en el semanario “Patria”, nº 48, año II, de 19 de junio de 1921, Don Lápiz, firmaba una crónica en la que hacía referencia al “tendido macizo, que es el mismo de la primitiva plaza”.

Cuatro fueron los espíritus emprendedores que solicitaron permiso al Ayuntamiento para la construcción de la plaza: Bautista Agramunt y Corner, de 47 años y maestro carpintero; Manuel Tosca y Miralles, de 44 años y tratante; Julián Miralles y Camós, de 44 años y albañil, y Salvador Maspons y Durán, de 41 años y comerciante, los cuatro componentes de la sociedad denominada “Agramunt y Cía.”, de esta Villa, para la construcción de una Plaza de Toros desde el día primero de Enero de mil ochocientos sesenta y tres, como la están construyendo dejando por fuera de ella un círculo de tres metros…” La plaza de toros era solamente lo que son en la actualidad las graderías o tendido macizo y en la ampliación de 1891 por el propietario, el Marqués de Fuente el Sol, se ocupó el anillo de tres metros para la construcción de los palcos (hoy derribados) y el pasillo alto.

Y volviendo a Don Lápiz (1921), “Se celebraron dos grandes corridas, como inauguración de la primera reforma y ensanche de la plaza (según dicen los carteles del que conserva un curioso ejemplar el inteligente aficionado D. Silvano Rabasa). Se lidiaron toros navarros de la ganadería de don Raimundo Díaz, para los espadas Manuel Arjona (Cúchares Menor) y Domingo Mendivil”

D. Sebastián Albiol acude en nuestra ayuda: la “Revista Castellonense” del año 1865, en varios de sus números, se hace eco de los citados festejos, en una del 9 de julio habla de la calidad y juego del ganado, y en la edición del 2 de julio se anuncia que la Sociedad de Ferrocarriles de Almansa a Valencia y Tarragona ha organizado unos trenes extraordinarios para los días 2 y 3, con salida a las 9 de tarde llegando a Castellón a las 11,45, haciendo escala en Benicarló, Alcalá, Torreblanca y Benicasim.

Pero, cuando el Ayuntamiento autorizó la construcción, impuso la condición a los constructores que se otorgaba la licencia siempre y cuando se artillara la plaza como fuerte de defensa en caso de guerra y así ocurrió como consecuencia de la tercera guerra carlista. Las obras fueron “inspeccionadas y aprobadas por el Sr. Arquitecto de la Provincia, considerándola una de las más bellas por estar tan cerca del mar”, inaugurándose en 1872 con dos corridas de toros (y no en 1870 como se ha afirmado en más de una ocasión pues el cartel no lleva impreso el año) los días 14 y 15 de julio. Los toros que se anunciaban de cinco años, de la famosa ganadería del Excmo. Sr. D. Nazario Carriquirri y la lidia a cargo del sevillano Antonio Carmona “el Gordito” y el jerezano José Lara “el Chicorro”. El cartel anuncia “el simpático José Lara…, ejecutará el salto de la garrocha…, pondrá banderillas al cuarto y dará el quiebro en la silla…”  De nuevo D. Sebastián Albiol acude al quite: la publicación de esa época “La Justicia”, órgano del Partido Radical de Castellón, en su nº 1 del domingo 1 de julio de 1872, daba la noticia.

Contrastar esos hechos con objetividad quizá fuera más fácil si dispusiéramos de una buena colección de carteles, testigos silenciosos de la historia, pero con lo aquí dicho, tal vez sea suficiente para mantener la raigambre de nuestra vetusta Plaza de Toros y la solera de su afición. Pues, aunque en ocasiones el lenguaje no siempre expresa la realidad, incluso su transformación, debe ser siempre una referencia ineluctable.

Porque a nosotros, como decía el poeta Blas de Otero, sólo nos queda la palabra.

Pepe Palacios

Vinaròs, 1 de marzo de 2025